Desde que existe la raza humana, la naturaleza forma parte de la arquitectura y ha sido fuente de inspiración para arquitectos y constructores. El diseño de edificios con formas y rodeado de texturas naturales se ha convertido en una tendencia contemporánea cada vez más extendida.
La arquitectura populares y tradicionales de todo el mundo han compartido valores y formas con la naturaleza, empezando por el uso de materiales extraídos de las tierras y por la necesidad de los edificios a adaptarse al entorno donde van a ser construidos.
EL DIA DE LA NATURALEZA
En las grandes ciudades encontramos edificios, vehículos y mucha contaminación. Es difícil encontrar elementos paisajísticos donde se respire naturaleza, por eso el 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Naturaleza, con el objetivo de concienciar acerca del valor de la fauna y la flora salvajes.
Como hemos dicho, en grandes ciudades como Valencia es difícil que la naturaleza forme parte de la arquitectura por eso resulta complicado encontrar entre tanto edificio elementos que nos hagan sentir que estamos en contacto con la naturaleza. A parte de tener parques verdes y playas donde respirar algo de naturaleza, también encontramos el edificio Espai verd situado en la entrada de Valencia por la V-21.
EDIFICIO ESPAI VERD
El arquitecto Antonio Cortés diseño y construyo un edificio que aun hoy escapa al entendimiento de una gran mayoría. Este edificio es un modelo de construcción de vivienda colectiva a través de cooperativas en el que las decisiones se reparten entre los residentes en colaboración con el arquitecto.
DISTRIBUCIÓN DEL EDIFICIO ESPAI VERD
El punto de partida era construir un edificio con viviendas ajardinadas entre el barrio de Benimaclet y L´Horta Nord cuyo requisito era que lo privado y lo público tengan el mismo valor.
En este edificio prevalece una concepción ecologista avanzada donde encontramos varios espacios creados como miradores, fuentes, zona deportiva, piscina, e incluso una montaña con pinos que configuran un continuo vegetal que se apodera de todo hasta entrar en las viviendas y convertirlas en auténtico oasis urbano.
La vegetación omnipresente ocupa un espacio principal no solo en la concepción arquitectónica del edificio, si no que supone además un desafío en el concepto estructural debido al peso de la tierra necesaria para su correcto crecimiento.
El volumen del edificio no se asemeja con el entorno urbano existente
con el fin de obtener una mejor orientación para cada una de las viviendas. Una vez diseñado y proyectado, se decidió girar el edificio 45º con respecto a la trama urbana lo que contribuyó a que el edificio se entienda como una pieza singular que destaca dentro del conjunto de edificios que le rodean.
El proyecto lo componen 108 viviendas
Distribuidas escalonadamente atendiendo a la orientación de las mismas dentro de la parcela. Hacia el sur, la altura del edificio está limitada a cinco plantas, y en el extremo norte encontramos hasta quince plantas.
Cada vivienda dispone de cerca de 100 metros cuadrados repartidos en cuatro dormitorios, ventilación cruzada y cerca de 100 metros cuadrados de espacios verdes privados.
Se tardaron casi 10 años en finalizar las obras.
En 1991 se entrego la primera fase de las 4 proyectadas.
Este ejemplo de edificio integrado con la naturaleza esta poco presente en grandes ciudades. Las ciudades deberían construir más edificios de este estilo para combatir la contaminación.